domingo, 4 de noviembre de 2007

Algunas reflexiones sobre el 1er Coloquio Nacional de Estudiantes y Egresados de Programas Académicos de Educación Ambiental

Rafael Tonatiuh Ramírez Beltrán


En este apartado, compartimos algunas reflexiones de un acontecimiento relevante para la Educación Ambiental de nuestro país, el cual se llevó a cabo en la Ciudad de México los días 20, 21 y 22 del pasado septiembre.

Para dimensionar la importancia del acontecimiento, nos permitimos citar a uno de los más importantes comunicadores ambientales de la República del Uruguay, Hernán Sorhuet Gelós, que publicó en el periódico El País Digital (26/09/2007), lo siguiente:

En estos días se realizó en México el 1er Coloquio de Educación Ambiental, dirigido a estudiantes y egresados de Programas Académicos de la Universidad Pedagógica Nacional.
Su gran éxito se cimentó en la pertinencia de su enfoque. Durante tres jornadas más de 200 docentes analizaron, con mucha autocrítica, las debilidades y fortalezas del ejercicio de la profesión.

Como era de esperar, la formación docente nuevamente se erigió como uno de los puntos estratégicos a trabajar con más celo.

Efectivamente, este Coloquio tenía como propósito general reunir por vez primera a educadores ambientales formados en Programas Académicos a nivel nacional en Instituciones Públicas y Privadas para que compartieran sus experiencias, propuestas, avances teóricos, proyectos, estrategias, acciones, recursos y hallazgos. Lo anterior para facilitar la retroalimentación, la creación de vínculos y sinergias, así como el fortalecimiento de este campo indiscutiblemente necesario en la educación. También con este 1er Coloquio se conmemoraban los primeros quince años del Programa de Maestría en Educación Ambiental de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 095, institución convocante de este encuentro.

Los objetivos se cumplieron a cabalidad, en un ambiente de compañerismo, igualdad, camaradería y solidaridad. Algunos de los hechos relevantes de estos tres días, a nuestro juicio fueron los siguientes:

1.- La gran participación a nivel nacional, pues se hicieron presentes 16 estados: Distrito Federal, Estado de México, Oaxaca, San Luis Potosí, Chihuahua, Nayarit, Baja California Sur, Colima, Coahuila, Morelos, Jalisco, Tabasco, Hidalgo, Guerrero, Chiapas, Sinaloa. En este evento se vieron representadas instituciones de diverso nivel y carácter, desde la UNESCO, las Secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales y de Educación Pública, hasta la mayoritaria afluencia de alumnos y egresados de Instituciones de Educación Superior y maestros en servicio de Educación Básica. Más de 250 asistentes. Educadores Ambientales de diferentes edades, tiempos, grados de implicación y espacios.

2.- El evento abre con la conferencia del ya citado educador ambiental uruguayo, Hernán Sorhuet, en la que analiza comparativamente a la educación y al periodismo ambiental, y de paso, imprime un grato color internacional al Coloquio.


3.- Se presentaron 70 ponencias en 8 mesas de trabajo, las temáticas de las mismas fueron: Educación ambiental y curriculum; Educación ambiental entre la necesidad y la inercia; Éxitos, fracasos y aprendizajes en experiencias de Educación Ambiental; Educación ambiental en el Sistema Educativo Nacional; Participación comunitaria; Política pública y educación ambiental; Educación ambiental ante los problemas de urgente respuesta; y Educación ambiental como campo de conocimiento. El intercambio de experiencias, cuerpos teóricos, metodologías y puntos de vista fue verdaderamente enriquecedor. El compartir la palabra entre educadores ambientales, cara a cara, de igual a igual, hicieron de esta parte del Coloquio, la de mayor relevancia.


4.- La mesa, más que de expertos, de experimentados educadores ambientales (Leonardo Meza, Arturo Limón, Rosa María Romero, Adrián Figueroa y un servidor), fue un simulacro modificado del Método Delphi, en el que en una primera ronda cada uno de los educadores ambientales fijó su posición sobre los problemas centrales y la agenda pendiente de la educación ambiental de nuestro país. Para la segunda vuelta, a juicio del moderador el tema focal fue la identidad del educador ambiental formado en Programas Académicos que no alcanza a diferenciarlo en un mercado laboral o profesional.


5.- Se presentaron tres videos. Dos de estreno y uno clásico: los dos primeros fueron Costa Sur de Alejandro San Vicente y Santiago Salinas sobre la explotación, saqueo y protección de la tortuga marina en Chiapas; Compromiso con el futuro. Pasos Hacia la sustentabilidad de Damián Ortiz y Helio García, que documenta la experiencia de la organización Sendas en uno de los últimos reductos de selva en México. El clásico fue la propuesta de Educación Complementaria Comunitaria de Rodolfo López Arzola, video de vigente impacto, que en su sencillez transmite una luz para el muy oscuro Sistema Educativo Nacional. Es notable que la educación ambiental esté utilizando al video como herramienta para documentar problemas y acciones.


6.- En los videodebates programados se presentaron tres películas documentales de gran impacto para los asistentes a este 1er. Coloquio, que dieron pauta a discusiones después de la función: Sicko (E. U., 2007) de Michael Moore; La pesadilla de Darwin (Francia, Australia, Bélgica; 2004) de Sauper H., y La corporación (Canadá, 2003) de Abbott J. y Bakan J. Las tres obras apuestan a la complejidad y a documentar una parte del modelo de desarrollo que atenta contra la vida de nuestro planeta.


7.- Otro éxito fueron los muy concurridos, divertidos y participativos talleres. Su objetivo era que los facilitadotes compartieran, sobre todo, experiencias y habilidades que han ido desarrollando en el campo de la educación ambiental. Así se trabajó en torno a técnicas y estrategias didácticas de educación ambiental, el empuje de proyectos de educación ambiental, cine y educación ambiental y el controvertido -y con frecuencia difícil- tema de la complejidad en relación con la educación ambiental.


8.- Un tema fundamental del Coloquio, en función de sus destinatarios/asistentes fue el de la formación ambiental. En una mesa redonda que contó con la participación de Víctor Bedoy (Universidad de Guadalajara), Marco Alduenda (UPN/Mazatlán) Ana Luisa Bustos (IV Comité UNESCO/ Secretaría de Educación de Tabasco), Rodolfo López Arzola y moderada por Miguel Ángel Arias Ortega. En este espacio se expresaron avances de los programas académicos de educación ambiental, al igual que inercias y problemas. Es el caso de las evaluaciones externas, que lejos de realizarse para comprender y fortalecer, se realizan para perseguir, flagelar y de ser posible desaparecer los programas de formación ambiental de México.


9.- En cuanto a libros, se presentó la obra editorial de Panda, en voz de Juan Carlos Porta, empresa dedicada desde hace tres lustros a libros de Educación Ambiental. El enfoque empresarial al mismo tiempo que sensible a la crisis ambiental fue altamente aleccionador para los participantes del Coloquio. Vale la pena mencionar que algunos libros de esta editorial como el de Cambio Climático se encuentran ya en las bibliotecas de aula de todo el país.


De la misma forma Gabriela Inclán y Elvia Zúñiga, presentaron su libro: En busca de dragones, investigación realizada en la educación media básica con maestros y alumnos desde una metodología innovadora que apuesta a la entrevista a profundidad y al grupo focal.


10.- El aspecto cultural de este evento estuvo a cargo de los maestros que han desarrollado el concepto de El Maestro Equivocado: Nancy Benítez, Alfredo Páramo, Carmina Capistrán, Armando Meixueiro, Alfredo Villegas, José Antonio Forzán, Luciano Segurajauregui, Tonatiuh Ramírez y Daniel Lara; algunos de los cuales participaron con la lectura en atril de cuentos en la evolución del concepto a El Maestro Dividido. La presentación teatral estuvo en las manos y voces de Blanca Santamaría y Ruben Ynclán. El ingeniero de audio, montaje y luces fue Oswaldo Escobar.


11.- En igual forma en el marco del Coloquio de estudiantes y egresados en Educación Ambiental se inauguraron dos importantes iniciativas, el Centro de Información sobre Educación Ambiental, Ambiente y Sustentabilidad CIDEMAS, que ya tiene un pie de biblioteca de dos mil documentos (libros, revistas y videos, antologías, etc.).


También se realizó la exposición Momentos… con fotos de las nueve generaciones de la Maestría en Educación Ambiental de la UPN/095.


12.- Ya para finalizar se leyeron las conclusiones que se dividieron en tres grandes ejes que fueron irrumpiendo a lo largo del Coloquio; a) problemas, nudos por desatar y autocrítica; b) los logros alcanzados, y; c) algunas rutas a seguir.

a) Problemas: nudos por desatar y autocrítica.

De los problemas se señaló que el campo no tiene suficiente raíz teórica por lo que con frecuencia los elementos de la Educación Ambiental son tergiversados. Hay para decirlo rápido imprecisiones conceptuales graves. Tal vez este sea uno de los elementos a considerar para que todavía la educación ambiental sea marginada, amenazada o permanezca en una cómoda inercia.
No son pocos los atropellamientos institucionales a programas académicos y proyectos, esto debido a la lógica autoritaria dominante y/o al desconocimiento de los fines de la educación ambiental. Todavía se confunde la educación ambiental con disciplinas como la Ecología y cuando logra aparecer en algún escenario curricular o extra-curricular y es sometida a algún rediseño casi siempre tiende a desaparecer en lugar de fortalecerse.


Un problema central (que acarrea otros) es la falta de identidad de los educadores ambientales formados en programas académicos, incluso a nivel de posgrado, que no tienen o asumen un sentido de pertenencia al campo de la educación ambiental. Se discutió mucho sobre si esto se debe a que no existen con suficiencia espacios de desarrollo profesional o que al ya tener un trabajo como maestros en servicio prefieren los escalafones verticales y horizontales que se les ofrecen. El problema se agrava cuando se opta por esta opción de desarrollo profesional sin haber concluido los requisitos para obtener el grado académico. Los egresados en ambas situaciones se vuelven una pesada carga, en ausencia, para el desarrollo y subsistencia de los posgrados de educación ambiental.

b) Los logros alcanzados.

A pesar de las anteriores áreas de oportunidad en las que, sin duda, tendremos que trabajar los educadores ambientales, hay muchos logros que se manifestaron en el Coloquio. Ante la falta de recursos, presupuesto y dinero, los educadores ambientales han sido ricos en ideas y resistencias. Ejemplo de ello fue el mismo Coloquio que en una especie de ataque viral por Internet pudo convocar y convivir con las más diversas tradiciones de la educación ambiental de nuestro país. Durante el Coloquio fuimos partícipes de lo que están haciendo los educadores ambientales: trabajo con diversas metodologías (cualitativas y cuantitativas) para investigar en educación ambiental, creatividad para el empoderamiento y la diferenciación, capacitación de educador a educador, documentación de experiencias, discusiones sobre aspectos jurídicos, del presupuesto de política pública, de diversas formas de organización y producción. Ahora aparecen inquietudes manifiestas por fijar una agenda de verdad propia, por tratar de dar respuesta a temas como la migración, los medios, el cambio climático, la biodiversidad, el agua, la crisis del petróleo que se avecina, la partidocracia en México. Se hizo presente el educador ambiental como un traductor de la realidad. El educador ambiental como líder de la transferencia tecnológica. El educador ambiental que ya tiene voz y la comparte.

c) Algunas rutas a seguir.

¿Hacía donde ir? Sin duda, el camino ya tiene algo de andado y no se trata de regresar. Nos propusimos encontrar sinergias y éstas se han ido dando antes, durante y después del Coloquio. Tanto los Programas como los egresados de ellos se están encontrando y reconociendo para fortalecerse. Es necesario voltear hacia nuestro pasado para entenderlo, pero vivir hacia adelante. Necesitamos, por ejemplo, revisar el concepto de poder que tenemos metido en la médula y superarlo para aprender a convivir de otra manera.

Asimismo, es necesario mantener la comunicación haciendo uso de formas conocidas (redes, proyectos e ideas comunes, sitios, eventos, publicaciones, semanas, etc.) e intentar otras creativas, innovadoras, colectivas, fuertes y visibles y con acceso a las nuevas tecnologías que nos empujen hacia delante.


Queremos más programas académicos en educación ambiental, que no sean impartidos sólo una vez, que logren arraigar plantas docentes, que sean tan contundentes que se evalúen a sí mismos, sin concesiones, pero siempre para fortalecerse, ya basta de la descalificación. No a la autocomplacencia, pero tampoco a la autocensura y la culpa resultante de los indicadores. De igual manera, hacen falta más Coloquios, por que nunca más debemos estar aislados, nunca más debemos tolerar un bache de tantos años en la educación ambiental en México.
El Coloquio no es un punto de llegada ni de arranque. Es el momento de reiniciar el juego por la sobrevivencia de la especie humana y su entorno, sobre la base de lo que está en condiciones de hacer la educación y a través de su palabra.

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